Así comienza mi camino para manejar una moto

Octubre es conocido como el mes rosa, debido a que se crea conciencia sobre el cáncer de mama y se promueve la autoexploración, revisiones periódicas y chequeos para poder detectarlo a tiempo. Irónicamente, mi abuelita murió en un mes como éste, pero de 2020, pudo haberle sido atribuido al famoso Coronavirus pero no -aunque fue igual de rápido su viaje-, el diagnóstico era cáncer de seno en etapa 3.

El tumor medía más de 5cm y había invadido el músculo que está debajo del seno, al estar tan avanzado la quimio no fue opción por lo que terminó en cirugía. Ignoro si la mastectomía fue simple o total porque nunca hablamos del tema, todo se manejó en secrecía -como era su costumbre-, las mujeres octogenarias suelen llevar así su vida y la verdad me parecía de lo más normal hasta que tomando en cuenta que la genética es cabrona, agarre el estandarte de “prevenir no duele” y tome en serio mi salud.

Originalmente pensé hacerme una mastografía, y aunque no está contraindicada con la lactancia -ya que la radiación ni permanece en la mama ni se excreta por la leche-, la idea de que comprimieran mis chichis sobre una plataforma no me entusiasmaba del todo así que busqué y el no tener 40 años de edad (aún) me guío por otros caminos; Mastografía sin dolor, Rayos X, Ultrasonido y MRI (Imagen por resonancia magnética).

De acuerdo con la Secretaría de Salud, en lo que va del año se presentaron 29 mil casos nuevos de cáncer de mama en mujeres mayores a los 20 años de edad y aunque nadie está exento -porque también afecta a hombres-, el tener a alguien cercano, me hizo estar consciente de la realidad y tomar en serio mi salud.

El cáncer de seno rondaba mi mente, la posibilidad se manifiesta más claramente en auto exploraciones y estudios de rutina (cada 6 meses). También en octubre cuando está en boca de todas las marcas y en esta ocasión hasta se me apareció en el trabajo…

El Mail

Nos contactaron de la agencia para invitarnos al Curso de manejo básico exclusivo para mujeres motociclistas de Italika -debido a que era octubre-, los requisitos eran que fuera un miembro del equipo que fuera mujer así que cumplía con el perfil. Obviamente, comenté que no sabía andar en moto y pregunté si era necesario, a lo que respondieron que no, y que más que nada era por “el tema de sensibilización del cáncer de mama”, y pues al ser un tema importante para mí, acepté inmediatamente.

La cita fue en el Centro de Capacitación Italika donde un numeroso grupo de mujeres fuimos congregadas por la lucha contra el cáncer de mama y divididas en dos grupos; el primer grupo pasaría directo a la pista de pruebas para conducir las motos bajo la dirección de los instructores mientras que el grupo restante tomaría una clase teórica, y al terminar se intercambiarían los sitios.

La Clase

Confesé que no soy motociclista (ni siquiera sé andar en bici), mi experiencia “más cercana” había sido con una cuatrimoto, donde todo iba bien hasta que se me ocurrió frenar con los pies, y tras una revolcada, susto y pantalón roto, terminamos nuestro breve idilio. Y como en este tipo de relaciones, las segundas oportunidades son una gran idea, decidí dames ese chance, al menos en la teoría.

El instructor resultó ser motociclista de corazón, pero cuidadoso ya que durante toda la lección hizo alusión a su familia. Entre toda la abrumadora teoría -probablemente ya lo sepan, pero no está de más tenerlo presente-, recopilaré las cosas que se me quedaron grabadas:

– Utilizar casco, abrocharlo bien y la mica debe estar limpia, o usar lentes de protección.
– En caso de un golpe fuerte al casco (que se te caiga por ejemplo) se debe cambiar.
– Luces en perfecto estado
– HAZ CASO a las indicaciones de tránsito.
– Solo las motos de más de 250 cc pueden acceder a vías primarias.
– No seas gandalla y no te subas a la banqueta o al carril de bicicletas
– Mantén una adecuada distancia de frenado
– Mantén el buen estado mecánico de tu moto (y llantas).

Seguramente ustedes ya saben todo lo anterior, pero para mí fue nuevo, y al igual que con la salud, si previéremos todo este tipo de cosas, se salvarían muchas vidas. En un accidente automovilístico tienes una carrocería que te protege, pero en una moto, tú eres la carrocería.

Visitas inesperadas

Para procesar tanta información, tomamos un descanso y se acercaba la parte práctica. La mayoría de las asistentes formaban parte de un club llamado “Señoritas Biker”, pero al hablar con ellas, había de todo; desde la piloto súper experimentada, pasando por las que querían cambiar de moto a una más grande, las que habían comprado una, pero se estaba empolvando porque les daba miedo, las que eran copiloto, pero querían dar el salto a ser piloto hasta la que nunca había andado en una (como yo).

A continuación Nicole Zanco, piloto mexicana que corre en ITALIKA Women’s International Cup fue la encargada de motivarnos a través de su experiencia para andar en moto y tras sus palabras de aliento, escuche la mejor frase del día “perdamos el miedo a la moto, más no el respeto” y con eso como mantra, retomamos las actividades; el grupo que había tomado teoría se quedó en la pista mientras que el otro pasó al salón de clases.

En la pista nos fue asignado un instructor, como ya les había mencionado no sé andar en bici así que se lo dije, su reacción me tranquilizó ya que aseguró que “saldría andando en bicicleta”, me entregó el equipo de protección, me lo puse y nos dispusimos a que aprendiera a andar en bici.

Buscando el equilibrio

La unidad de prueba fue una Voltium Bike Pocket, una bicicleta eléctrica de color verde con negro, que puede ser usada como bici tradicional y ese era el primer objetivo. Me pareció muy cómoda, tanto el manillar como el asiento son ajustables así que lo puedes acomodar a tu altura, es rodada 20”, y a pesar de que pesa 21 kg, la sentí ligera pero firme así que después de acomodarme en el asiento comenzamos a dar vueltas para familiarizarme.

La primera vuelta, la hice caminando; la segunda vuelta, me impulsaba y alzaba los pies y así sucesivamente, pero en la tercera comenzamos con la ardua tarea de mantener el equilibrio pedaleando. Aunque traté de mantener el tronco derecho, usar mi pie dominante para pedalear y dejar el otro en el suelo, todo iba bien hasta las curvas, así que digamos que mientras que me tocaba seguir de frente triunfaba, pero al tener que girar, me jalaba el peso, así que la siguiente hora estuvimos practicando hasta que lo logré y pasamos a la fase dos.

Rodando en bici eléctrica

La Voltium tiene un pequeño acelerador integrado al manubrio, se ubica del lado derecho y gracias a él puedes ganar velocidad sin necesidad de pedalear, así que, si la prueba la hubiera realizado en otro terreno, tomar el impulso necesario para subir una pendiente, no hubiera sido un problema. Tiene control de cambios Shimano (7 velocidades) y tres modos de manejo; ahorro de batería, normal y deportivo. La velocidad máxima que puede alcanzar el motor es de 25 Km/h y la autonomía es de 35 kilómetros.

Me conflictuó un poco el haber pedaleado para poder andar y ahora, no tener que hacerlo ya que era impulsada por un motor, pero tampoco pasó mucho tiempo en que me acostumbrara. Mis problemas se resumían a las vueltas, pero el instructor me dijo que cuando llegara al antepenúltimo cono redujera la velocidad y empezara a trazar para dar la vuelta, y eso hizo toda la diferencia. Lamentablemente, el tiempo de práctica llegó a su fin por lo que fuimos a estacionar los vehículos y quitarnos el equipo de protección.

Es un hecho que aún no estoy lista para rodar en moto pero estoy más cerca, el caso es que si están interesados en lograrlo, pueden tomar este curso, no tiene ningún costo y no es necesario que seas mujer, ya que también lo imparten para hombres -sólo el de este 31 de octubre estaba dedicado a este género-.

También, es una gran idea pertenecer a un club. Al menos, en el club de Señoritas Biker, todas se impulsaban, y éste no es el primer curso que tomaban. Anteriormente, habían cursado uno de primeros auxilios así que las ganas de ser mejores pilotos están presentes.