Un sinuoso viaje al Ex Convento Bucareli y El Jabalí

En algún texto pasado les conté mi viaje a Xilitla, luego aquel rally en UTV dentro de la Sierra Gorda, incluso mi compañero Pepe también habló de la zona, pero este lugar es tan grande y te invita a ir más de una vez para explorar. Por allá del 2014tuve la oportunidad de ir al parque El Jabalí y de paso por la Misión Bucareli, además de comer en Pinal de Amoles, pero quería ir de nuevo, a mi ritmo y con tiempo.

El viaje desde la Ciudad de México hasta el Jabalí (el punto más lejano) no es tan largo, de hecho el mapa marca 304 km, pero dos cosas lo hacen lento, uno el pasar por poblados donde seguramente te detendrás y la sinuosa parte hacía Pinal de Amoles, y bueno, de ahí al Jabalí es pura terracería así que sin dudas puedes echarte más de seis horas.

Pero bueno, como cualquier viaje este comienza cuando lo decides y sales de tu casa, frío y mucho temprano por la carretera, para los que conocen la México-Querétaro saben que es bastante aburrida y con muchos camiones, pero bueno tal vez lo único bueno es que puedes ir por una barbacoa al restaurante Santiago, una parada casi obligatoria. Justo unos kilómetros pasando ese punto, damos vuelta a la derecha rumbo a Tequsiquiapan, donde también querrás detenerte a turistear, comprar pan o vinos, aunque estos últimos quedan mejor directos en la fábrica de Frixenet que te quedará de paso.


Seguirás por tu camino, una carretera secundaria, pero en buen estado, la cual cruzará poblaciones como Ezequel Montes, Cadereyta de Montes y Vizarron Montes (muchos Montes, ¿no?) en los cuales posiblemente te detengas a tomarte la foto “pal´ face”. Más adeltne llegarás a una intersección, ya sea hacia La Culata o rumbo a Jalpan de Serra, la primera cuenta con más terracería y debo confesarles que por alguna razón nunca la e tomado y siempre me sigo “por arriba”.

Por la ruta que tomo también queda cerca Peñamiller, un punto que les debo para contárselos. En esta forma de ascensión puedes ver los cambios de la orografía, ya que en la parte baja estamos en un ambiente que nos recuerda a un desierto y conforme subimos el sol se torna más inclemente y comienzas a ver el interminable valle de montañas, parece un oleaje estático de tierra, algo que apela a tu lado romántico o de plano te enseñará que la tierra es más grande que tus problemas. El viaje continúa y sientes algo de frío y olor a humedad, y comienzas a ver árboles y vegetación, y en temporada seguro te llueve mientras sientes mucho calor.


Así llegas a Pinal de Amoles un pequeño pueblo, otrora famoso por su minería, como lo fue Pachuca y Zacatecas, calles coloridas y pequeñas, subidas y bajadas por todos lados. En este punto tengo un recuerdo que me sigue causando una sonrisa, ya que en la plaza central (donde está la fuente de los mineros) hay una cantina/licorería, con puertas “de esas de antes”, cuando entré por mera curiosidad, el lugar parecía estar detenido en el tiempo y la barra contaba con una herrería de protección, espero que los borrachos no se pongan muy rudos (…).

Durante este recorrido con la mirada, no me percaté que una señora de edad avanzada me estaba viendo y cuando la capté le dije buen día, a lo que me respondió “qué va a tomar”, acompañado de una cara de pocos amigos que no puedo olvidar hasta el día de hoy, yo todavía todo menso sonrío y le digo, no sólo estoy viendo señora, ante esta respuesta clavó su mirada en mi y dijo “qué va a tomar”, por lo que pensé la Sra. Está de malas o de plano si le digo que nada me saca una carabina, así que le pedí algo local, y me sirvió un licor de manzana, muy fuerte, de esos que si tomas de más y te descuidas te dejan sentado en la banqueta.


Para ir a la Misión y al parque delcentro de Pinal de Amoles debes regresar un poco por la misma carretera que venías, y ahí tomar un retorno que ahora tiene un poco más de pavimento, pero no te confíes ya que se acaba pronto. Prácticamente todo lo que subiste desde Vizarrón hasta Pinal de Amoles lo vuelves a bajar, pero en terracería y si bien ya está un poco más aplanada si la resentirá un auto bajo, así que considéralo, yo fui en moto así que fue un tanto más divertido.

En este recorrido que es alrededor de 20 km, comienzas a ver nuevamente el cambio hacia el clima árido, además de extrañas cuevas enclavadas en las montañas, sin dudas estos lugares deben estar plagados de leyendas de brujas y nahuales, pasas algunos pueblos hasta llegar a Bucareli, que no creas que es inmenso, y el propio camino que llevas te envía a la Misión, un lugar con una pinta algo tétrica y nostálgica, de algo que no pudo ser, y se quedó como un recordatorio de que no todos quieren adoptar las imposiciones foráneas.


La primera vez que estuve por allá me contaron los lugareños que esa Misión data de 1797, abandonada en 1914, retomada en 1917 y de nuevo al olvido en 1926, la idea era que la orden Franciscana evangelizaría los pueblos de la zona, principalmente pames, jonaces y chichimecos, pero en aquellas épocas a estos no les pareció nada bien esa idea y a diferencia de la gran Tenochtitlán, ellos no cayeron bajo el influjo de la palabra de la iglesia (bien por ellos).

Regresando al presente, este punto es un lugar que también transmite tristeza, es frío aun con el sol quemante, me recuerda al sentir de San Juan de Ulúa, seguro también debe tener alguna que otra leyenda extraña el lugar, pero lo que es un hecho es como la construcción contrasta con la imponencia de la naturaleza, ahí donde está algún ser supremo, y no en una iglesia o religión.


El último punto de la ruta sigue con una camino de tierra bastante maltratado (en moto sufría), este recorrido es corto, pero tiene su lado emocionante sobre todo a la hora del paso por el lecho de río, que según temporada puede tener mucho caudal, y sí, por ahí debes pasar para luego seguir por un puente de metal que pareciera que no aguantara, pero por muchos años lo a hecho. Por fin llegas al Parque l Jabalí, donde dominan las seis casas de renta, aunque no creas que puedes llegar y quedarte, debes hacer reservación con bastante tiempo, pero cuando lo logres valdrá mucho la pena.

Esta vez no me quedé ahí sino que regresé a Pinal de Amoles, pero hace unos años si lo hice y en el Jabalí olvdate de tus redes sociales, no hay señal así al menos por una noche o lo que sea que te quedes te desconectarás con la electrónica para conectarte a la naturaleza. Los cuartos cuentan con luz acumulada en el día pero al final las baterías se apagan y solo estás ante esos fantasmas gigantes que se levantan en la oscuridad, la sombra de los montes es imponente, pero sirve de marco para ver un cielo estrellado increíble, y eso solo con voltear hacía arriba, mientras tus oídos captan el sonido del agua correr en el rio cercano, así sin “apps” o filtros, solo la naturaleza.


Si la noche te maravilló, querrás levantarte temprano para ver el amanecer, con los tonos dorados iluminando las montañas, e iluminando todo el valle (nos dijeron que en época de niebla también es increíble). Además de las casas fijas, El Jabalí también cuenta con espacio para casas de campaña, una buena opción si no te importa estar al nivel de los bichos y serpientes que comentan que hay (sí, de los ponzoñosos).

El regreso puede ser por la misma ruta que llegaste o continuar hasta Jalpan de Serra para bajar por aquella carretera que te mandará por Pachuca, justo a Real del Monte donde para perfilarte ya al regreso puedes pasar por unos buenos pastes. Como vieron es un viaje relativamente corto, pero que puedes hacer hasta en un día, aunque te recomiendo dos, ya sea que te lleves tu auto o moto lo disfrutarás y en tu mente se tatuarán los escenarios que te he platicado, así que nos vemos en la carretera en este DestinoViajero.